
Las Reinas del Dique
ste 2020 fue claramente atípico para toda la sociedad. En el caso de los que amamos la pesca con mosca, fue un punto de partida para empezar a mirar nuestra orilla y dejar a un lado la de enfrente. Con las restricciones de circulación y un virus “jodido” muchos de nuestros viajes se acotaron, modificaron o suspendieron. Fue así que se valoró algunas pescas o pesqueros que normalmente dejamos de lado. Es esta una buena oportunidad para poder explotar al máximo lo que a veces está tan cerca y uno no ve. Una mañana de noviembre, cuando después de insistirle bastante a mi novia para acompañarme a realizar una salida carpera a “El dique “, finalmente accedió.
Si bien conozco y frecuento ese lugar hace ya algunas temporadas, la pesca la suelo realizar solo, con colegas o amigos mosqueros. Era una salida distinta y el plan era realizar un scouting de algunos puntos y que ella con su cámara pudiera captar la magia que envuelve este hermoso lugar. Fue así que salimos camino al “Dique” mate va, mate viene, los permisos y alguna que otra mentira, recorrimos los 60 km que separan la ciudad de Bahía Blanca del reservorio de agua.
El dique es un embalse del río Sauce Grande, ubicado en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. De este ambiente no sólo es hermoso el paisaje, sino que es un gran pesquero en el que mucha gente se acerca a buscar carpas, dientudos, pejerrey y percas. Luego de recorrer los últimos kilómetros donde el paisaje cambia abruptamente y las sierras cada vez se hacen más presentes, ¡llegamos! Estacionamos la chata y con la felicidad de poder salir un rato, después de tantos meses adentro, rápidamente cada uno armó sus juguetes. Ella abrió los bolsos y empezó a sacar unos cuantos objetos para despuntar su hobby (fotografía) mientras yo, empezaba el ritual: ropa que proteja del sol, gorra, bastante bloqueador y los FUNDAMENTALES anteojos polarizados.


Lo más importante: El equipo. Mí caña preferida para este tipo de ambiente es una potente fibra #7/8 en 7,2 pies para parar los grandes peces que podemos encontrar en este curso de agua, antes de que lleguen a los diferentes obstáculos. Indicador de pique, que más que el pique indica la profundidad a la que va a trabajar nuestra mosca. Esta última es lo menos importante, ya que si se presenta cerca de la cabeza del pez muy probablemente la tome. Para la mosca, aconsejo colores oscuros que nos permitan verla, y anzuelos fuertes. En lo personal me encantan los tipos mosquitos y que trabajen invertidas para evitar los posibles enganches sobre algas y piedras.
El día se mostraba perfecto para esta pesca que es 100% visual, nos acompañaba un hermoso sol, una pequeña brisa que no llegaba ni a mover el agua, y una temperatura excelente, típica del mes de noviembre. Es importante aclarar que la temporada normal de pesca arranca con los primeros calores de octubre hasta marzo logrando su pico en los meses de noviembre y diciembre. El reto este día fue el agua, ya que se mostraba muy turbia y con algo de verdín en superficie.
Empezamos la caminata en busca de agua un poco más limpia, cada uno con el objetivo claro, pasar un gran día con muchas capturas (fotos y carpas). Por fin en una bahía encontramos lo que le llamamos aguas nerviosas, con movimientos en superficie, corridas y algún que otro salto. Entro lentamente, algo esencial para este pez tan ciclotímico, y decido no caminar, realizando una pesca pasiva, al mejor estilo ninja. Espero a que ellas empiecen a circular. Así fue que, como fantasmas, aparecieron de la nada. Sombra va, sombra viene, me preparo para ejecutar tiros (previamente modificando el indicador a la altura que crucereaban). Algún tiro malo, algún pique errado y PUUM empieza la acción.
En una hora pude capturar 6 peces que no se destacaron por su tamaño, pero si por su belleza, logrando tentar una carpa espejo y una de cuero. Este cuerpo de agua se caracteriza no sólo por tener gran cantidad de peces, si no también muchísima variedad, inclusive las tan codiciadas koi.
¡¡Jornada terminada!! Ya con objetivos cumplidos, decidimos ir a la sombra, preparar un rico almuerzo y enfilar la vuelta despacio para la localidad de Cabildo. BONUS: Llegamos a Bahía y luego de realizar la edición del material fotográfico, empezó la chicana con mis grandes amigos mosqueros, el purista y rodmaker Ariel Gutiérrez, y el gran atador Cristian Gil, quienes nunca habían tenido contacto con esta especie, pero se sintieron totalmente atraídos ante las explícitas imágenes.

Segunda salida
Inmediatamente organizamos una salida para el día siguiente. La idea era que ellos pudieran conectar sus primeras carpas con fly y que yo tal vez pudiera pinchar una de esas gigantes que el día anterior no se me había dado. La tarde fue explosiva, tanto Ariel como Cristian conectaron peces y hoy en día son nuevos fanáticos de esta pesca. En cuanto a mí, saqué los dos peces más grandes de lo que llevo en la temporada. Conclusión: tarde más que redonda.


Para reflexionar
La pesca de carpas con mosca puede ser tan desafiante como controversial. Ya todos conocemos el daño que estos peces pueden hacer a los diferentes ecosistemas, no obstante, en los ambientes donde ya se introdujeron y cuentan con población, opino que privarse de pescarlas, sea por el motivo que sea, es perderse una experiencia única. Una especie distinta con un comportamiento no lineal, que realmente puede hacerte crecer técnicamente y volverte un pescador completo. El desafío está planteado, solo queda afrontarlo con el temple que conlleva.

Juani Schiebelbein
Amigo de la APPM
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