Un largo camino… Las marquesas en marzo
os habían contado de un lugar en particular de ese río tan emblemático y atractivo como es el Chimehuín, como buenos fanáticos y entusiastas pescadores (para no llamarnos enfermos), organizamos una salida hacia esos pagos, serían unos días de exploración de varios lugares. Después de los preparativos y organización de implementos de pesca, camping, cocina, alimentos y repuestos del vehículo (si usted leyó bien, una camioneta llena de repuestos por cualquier percance), emprendimos el viaje a hacia nuestro destino, Junín de los Andes. Seríamos de la partida, nuestro conductor y repuestero Walter conocido como “Petete” por muchos de nosotros, Felipe, Lorenzo “el Colo” y el que escribe o intenta, Sergio o “el Mudo”.
Hay que mirar el río sin apurarse, tomarse unos mates, fumarse un pucho o simplemente observar el entorno, hay que levantar las piedras del cauce para ver qué es lo que se está moviendo en el río o qué es lo que está volando,
Nuestro viaje transcurrió sin ningún sobresalto, salimos de La Plata a las 12 de la noche y 17 horas más tarde ya estábamos en el destino. Después de organizarnos y con muchas ganas pescar pudimos pegar un ojo hasta el otro día que sería el comienzo de nuestra ansiada salida de pesca, la primera jornada de las pactadas. Así fue que salimos hasta nuestro lugar de pesca que nos habían indicado, dejamos el vehículo en la tan conocida curva del manzano. Debo decir que el lugar está muy mejorado desde hace un tiempo atrás, cuenta con personal de la municipalidad de Junín que hace las veces de seguridad y de oficiales de guardapesca, para que esté todo en orden, cosa que me parece que es algo para recalcar este buen trabajo. El día había comenzado muy bien, estaba amaneciendo, no había viento solo una brisa, el solcito empezaba a calentar, por lo cual decidimos no calzarnos los waders hasta el lugar de llegada ya que serían unos cuantos kilómetros, así que mochila y equipos al hombro arrancó la caminata hasta nuestro destino, sin antes olvidarnos de la foto de rigor en el puente.


Hay que reconocer lo difícil que es tener el río a un costado con muchos puntos de pesca al alcance y no pescarlos, nos habíamos propuesto ir hasta el lugar indicado sin pescar, disfrutar el paisaje y ubicar lugares para la vuelta si es que el point elegido nos ninguneaba y no nos daba alguna satisfacción. Después de unos 45 minutos caminando sin prisa pero sin pausa… si 45 minutos… a veces nosotros, los pescadores, no caminamos dos cuadras para hacer compras pero para ir a pescar los caminamos y con gusto!!!, llegamos a nuestro spot de pesca, dejamos las mochilas, nos dispusimos a armar los equipos y decidir con qué mosca íbamos a comenzar. Acá voy a hacer un comentario que tal vez sea útil para alguien y que siempre lo escuché de pescadores más experimentados: hay que mirar el río sin apurarse, tomarse unos mates, fumarse un pucho o simplemente observar el entorno, hay que levantar las piedras del cauce para ver qué es lo que se está moviendo en el río o qué es lo que está volando, porque eso es lo que les importa a nuestro objetivo. En este caso fue así que observamos una pequeña eclosión de pequeñas caddies, por lo tanto Felipe salió a la cancha con una caña G Loomis Streamdance 4, línea de flote Cortland 440 wf 4 con una Klinkhammer, el Colo con una caña Tfo BVK n°5 y una línea SA Mastery Trout WF5F y también la misma mosca, Petete con su Echo Base nro 3 linea WF 3F de Echo con una Goddard Caddis y yo arme mi equipo de toda la vida una caña Echo Solo nro. 6 con una línea de flote SA Supra nro. 6 y una mosca seca, una parachute caddis con un poste de foam que ya me había dado buenos resultados en otras oportunidades.
Que linda que es la pesca!!! LA P… QUE VALE LA PENA ESTAR VIVO
Ya para el momento de la pesca en sí, el calor se estaba haciendo notar por estos lares, (hago esta salvedad porque después iba a ser un factor de una anécdota especial), así que dejamos los waders en las mochilas y elegimos los lugares que a cada uno nos parecían mejores para intentar engañar alguna trucha, que para ese momento salían a tomar algunas de las mosquitas que estaban volando y tocando el agua. Comenzamos a pescar desde fuera del agua, en ese sector la corriente del río se dividía en dos, la orilla más lejana era una gran corredera que chocaba contra una pared de piedra y en nuestra orilla se armaba un gran remolino donde se acumulaba una maraña de resaca de palos y hojas pero se las veía patrullar y cada tanto salir a comer, así que no hacía falta ingresar al agua para llegar a estar pescando. La primer captura no tardó en llegar de la mano de Felipe, una hermosa arco iris que fue un indicio de que iba a ser un gran día, Luego el Colito pinchó una trucha que no iba a regalar fácil su engañada y se metió de lleno en la resaca, con lo cual tuvo que trabajar más de la cuenta para poder lograr su captura y posterior foto. Yo pude lograr mi primer pescado al final de la corredera, otra arco promedio que logró bajar mi ansiedad, Petete pescó su primer trucha, también una arco al comienzo de la corredera. Ya habíamos pescado los cuatro en la primer media hora!!! …misión cumplida no estábamos zapateros… Las Marquesas nos habían recibido de mil maravillas y así estuvimos un buen rato logrando capturas alternadas entre llaveros y peces “fotografiables” (hay que contar las buenas y las malas).
Después de un rato cambiando moscas y logrando capturas, decidimos con Feli y el Colo cruzar el río para ver qué había del otro lado, así que nos calzamos los waders y botas, ahora si parecíamos mosqueros jajajaja, y cruzamos para tener otro punto de vista del lugar, porque desde donde estábamos era imposible tirar, ya que la mosca, por la fuerte corriente, estaba pescando muy poco tiempo. Ya todos tuneados de pescadores empezamos a cruzar el río uno detrás del otro para ver por donde podíamos pasar sin riesgo a una caída. Nos separamos para pescar ese sector, el Colo probó un poco río abajo con sus buenas capturas con ninfas tipo hare ear y las infalibles Leonnis y otras caddis, Felipe fue río arriba logrando pescar con Goddard caddis y yo me quede en un islote por así llamarlo, pescando el brazo más pequeño y alejado de donde lo cruzamos, logrando mis primeras marrones dignas del viaje en cuestión de minutos, con una Irrestible Addams de pelo de ciervo y patitas. Las truchas parecían que estaban en esa corredera más tranquilas como descansando y de paso comían lo que les pasaba sin tener que gastar energía. Luego de pescar un rato nos juntamos para contarnos nuestra experiencias de pesca y descansar. pasaron un par de balsas pescando con extranjeros, saludos de rigor y charlas con el guía a la pasada de cómo nos estaba yendo a ambos en la pesca. En eso entre conversaciones, unos tragos de agua y cigarrillo de por medio, a Feli se le da por levantar una gran piedra para ver qué había debajo, y para sorpresa nuestra vimos varios cassed caddis de gran tamaño, las cuales fueron fotografiadas.


Ya del otro lado del río, nos dedicamos a mirar cómo encarar la situación, las veíamos subir y bajar pero con una actitud más tranquilas y examinadoras como si estuvieran esperando ese no sé qué; probamos diferentes moscas y técnicas pero algo faltaba, no sé si sería el sol tal vez demasiado alto en ese momento que las hacía ver mejor o nuestra falta de pericia para engañarlas, luego de un buen rato cambiando de lugar y de moscas sin tener los grandes resultados que fuimos a buscar, decidimos regresar a donde estaba Petete pescando, y con muy buenos resultados, a comer y a hacer un alto en la huella. Ya estábamos bien entrado el mediodía, picaba el bagre y hacía calor en serio, nos quitamos los waders, comimos algunos sanguches de fiambre, no había tiempo ni ganas de hacer algo más elaborado, sólo queríamos pescar como le suele pasar a muchos en las primeras jornadas de un viaje de pesca, ya habría tiempo para hacer las cosas más pausadas pero tienen que pasar unos días hasta que la ansiedad pase y el cansancio nos hagan esperar los descansos de las comidas.




Como ya habíamos pescado y con buenos resultados el sector del Chime que habíamos ido a investigar decidimos ir subiendo el río, hacia donde habíamos dejado la camioneta, y así fue que empezamos a buscar, mirar y encontrar distintos lugares o accidentes para poder pescar. El día se prestaba para probar en su gran mayoría con secas, las vedettes de la pesca con mosca aunque para alguno no sea así y les guste otro tipo de moscas, probamos con más o menos eficacia muchas de las moscas que fueron atadas durante el año, esperando este momento donde se hacen realidad lo que uno sueña frente a una morsa. Fueron muy efectivas las moscas ya nombradas y otras como las elk hair caddis, distintos patrones de stimulators, las diminutas griffiths gnats, las humpys, royal wullf, y así pasó la tarde entre muchísimas capturas y peces perdidos, ningún leviatán de los que sabe tener este río genial, pero del tamaño necesario para hacer creer que cada pique era espectacular, esos que doblan la puntera de la caña y te hacen tener cuidado al trabajar la presa para que no se escape, ya para eso el calor y el sol de marzo a pleno estaban haciéndose sentir.
De pronto escuchamos un gran borbollón en el río, era para sorpresa nuestra que Petete hizo gala de su presencia como nadador y se zambulló como una sirena o biguá y después de eso el Colo también decidió seguir sus pasos (o nados mejor dicho)… digamos que ese sector quedó inutilizado para la pesca. Felipe mientras tanto estaba escondido detrás de un sauce que sus hojas caían en el agua y ocultándose pudo sacar muchísimas truchas en un rato.


Un párrafo aparte fue el tema del agua, como no esperábamos tanto calor en esta jornada de pesca, normalmente llevamos alrededor de un litro de agua para cada uno aparte de alguna que otra bebida espirituosa, pero no fue suficiente debido a la alta temperatura, ¡Qué cagada Walter….nos quedamos sin agua!!!, en ese momento recordé que dentro de mi mochila tenía un artefacto que nos podía salvar en algún momento y que había comprado por las dudas, era un filtro para el agua portátil. Nunca lo había usado, si bien alguno me puede decir es agua de un río del sur, qué puede pasar?, uno ve y escucha tantas cosas ciertas de vertidos en este río, que da resquemor beber el agua. No sabíamos si funcionaba el filtro pero otra no quedaba, era eso o tener mucha sed … y el calor y el jamón estaba haciéndose sentir. Por suerte todo funcionó a la perfección y pudimos saciar nuestra sed, a costa de bajar el nivel del río unos metros. A veces hay que tener cuidado con el tema líquido en una jornada no es para menos.
Y la tarde cayó entre los cerros y sauces marcando la hora de emprender el derrotero de la vuelta, desandar esos kilómetros que habíamos hecho a la ida, cansados pero felices de una buena pesca como nos habían dicho que podíamos hacer en ese lugar. Obvio que siempre hubo un tiempito para ese tirito a ese lugar que a uno le parece lindo y piensa en una trucha más!
Llegamos a donde estaba nuestro vehículo esperándonos, seguro y cuidado, cargamos nuestras cosas y brindamos con esa cerveza helada que habíamos dejado esperando nuestra vuelta y fue más sabrosa aún por la buena jornada que habíamos pasado entre buena pesca y amigos.

Sergio Inchauspe
Socio APPM
Fernando
linda nota , hay equipo ahi , como disfrutan , felicitaciones .