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En la edición #1

La Batalla del Rivadavia

E

sta historia que les cuento nació hace tiempo, mucho antes que yo pusiera un pie en la APPM. Una competencia entre amigos con mucha buena onda y compañerismo, y con la picardía que le agregan cada uno. Quién no tiene uno de esos pares que por momentos parecen hermanos, que hasta uno se olvida del tiempo que hace que comparten la vida. Esta historia es real y me parece tan divertida verla, como quien dice "desde afuera", que me impulsó a escribir éstas líneas. Juan y Pablo en cada salida de pesca que comparten compiten a muerte. Pero a muerte en serio. Incluso al resto nos hace estar pendientes de cómo viene la competencia. Hasta los que no viajan preguntan: cómo vienen aquellos dos? Es más, han corrido apuestas de esas que nunca se pagan.

Esta historia es real y me parece tan divertida verla, como quien dice "desde afuera", que me impulsó a escribir éstas líneas.

Recuerdo una salida en la que yo había apostado por Pablito, y cada foto que subía la festejaba como un gol de mí equipo de fútbol. Y si veía que Juan iba ganando me pasaba de bando inmediatamente. Así es la cosa.
Una vuelta Juan, Pablo y algún otro muchacho de la asociación iban a despuntar el vicio de la pesca con tres boyitas al pejerrey, y Pablo pidió algunos consejos a escondidas de Juan. La cuestión es que llevó una bigotera y marcó la diferencia. Para que vean el grado de competencia… escondedores al mango.
Pero ésta historia tiene hasta ahora el mayor capitulo escrito en un viaje a Villa Lago Rivadavia que hicimos varios socios de la appm. Era comienzo de temporada y la pesca estaba difícil, pero cuando pagaba… pagaba con buenas piezas. Juan y Pablo fueron pocos días 4 o 5 nomás al igual que Ale, Gastón y Matías, por lo que tenían que aprovechar al máximo.
El resto teníamos más días de pesca entonces elegíamos si salir o no un día de lluvia, ese día nos quedamos en la cabaña y pescamos cuando pasó la tormenta en el río lindero a las cabañas. Pero los dos competidores se fueron al famoso spring creeck, un lugar que te permitía ver las truchas de tu vida, pero que a lo largo de la semana habían estado bastante ariscas.

Juan había logrado descifrar una de esas truchas trofeo que todos habíamos visto pasar

A Pablo se lo vio probar con todo (Scuds, secas, San Juan worm, tándem seca-ninfa). Desesperado por clavar esos troncos del Rivadavia.
Juan se había alejado, incluso salió de la zona boscosa y cerrada, e intentó en los desbordes que propone este bracito del río en pleno noviembre. Algunas pruebas con terrestres (stimulator su preferida y que tan bien ata) sin resultados. Los barcos seguían patrullando pero poca bolilla a la oferta de moscas.
Y por ahí se escuchó un grito según cuentan los testigos. No cualquier grito, esos que te das cuenta que traen algo importante.
“Es la marrón de mí vida, no lo podés creer”. Sí, era la marrón de su vida. Juan había logrado descifrar una de esas truchas trofeo que todos habíamos visto pasar y que no pudimos capturar en varios intentos. La mosca? Un streamer que Tomás García Plandolit (atador y guía de la zona) había atado en una clínica que dio en la asociación, una yuk bug.
Semejante bicho le dio el triunfo a Juan por todo el viaje, le ganó la batalla del Rivadavia. Esa noche festejamos todos, hasta los que eran del equipo de Pablo.
Seguramente habrá más historias de estos dos amigos y grandes pescadores, que con su juego y su pelea tanto nos divierten. Siempre con una sonrisa, siempre con la mejor de las intensiones. Ésto también es pesca y se trata de disfrutar cada salida con amigos.

Glacier Maruelno

 

Socio APPM

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